Esta historia trata sobre las últimas fotos que le fueron tomadas a una niña de 11 años de edad, llamada Maisie Deacon.
Los Deacon eran una familia bastante adinerada, que vivían en el sur de Estados Unidos en una casa grande con un amplio jardín.
El 23 de octubre de 1939 la hermana mayor de Maisie, Isabel Deacon, observa desde su ventana a su hermana aparentemente discutiendo sola, incluso haciendo como si alguien la estuviese agarrando.
Isabel conocía mejor que nadie a su hermana, esto le hizo pensar que estaba jugando con un amigo imaginario como solía hacer otras veces.
Visto esto Isabel cogió su vieja cámara fotográfica, y bajó las escaleras de la casa rápidamente para sacarle una foto ya que le pareció divertido ver a su hermana jugando sola y pensó que lo guardaría como un bonito recuerdo de su infancia.
Al llegar al jardín Isabel colocó su cámara y tomo dos fotografías.
En el momento que lo hizo notó junto a una ráfaga de aire helado un golpe en la cabeza y cayó desmayada al suelo.
Cuando Isabel despertó encontró un cráneo humano a su lado y del susto estuvo chillando hasta que aparecieron sus padres.
Después de esto se dieron cuenta de que Maisie había desaparecido y avisaron a las autoridades.
Nadie encontró ninguna explicación a la desaparición de Maisie, al menos hasta que se revelaron las fotografías tomadas por Isabel
Nunca llegó a identificarse a quien agarraba a Maisie en las imágenes.
Aunque quizá eso no sea lo mas escalofriante del caso, ya que la calavera que se encontró Isabel a su lado al despertar resulto ser la de la propia Maisie según las pruebas que hizo la policía.
El caso quedó suspendido ya que nadie encontró una explicación lógica, aunque Isabel vivió atormentada el resto de su vida quizá sabiendo que la calavera era la misma que sostenía aquel ser en la primera fotografía.
